ANECDOTARIO

A PARTE DE BIBLIOTECARIOS... DOCTORES!
Así es, en una ocasión una chica llegó con hipo a entregar libros y comentaba que no podía curarse, entonces la bibliotecaria en turno le dijo: -tienes multa por $1000 pesos- a lo que la chica espantada empezó a reclamar y cuestionar, De pronto la bibliotecaria la interrumpe: -no te creas, ¿ya se te quitó el hipo?- y efectivamente, el hipo desapareció, la chica dio gracias y se fue. A parte de biblotecarios, doctores!

lunes, 18 de junio de 2007

La meta

Enviado por Sandy

Hace algunos años, en los paraolímpicos de Seattle, nueve concursantes, todos con alguna discapacidad física o mental, se reunieron en la línea de salida para correr los 100 metros planos.
Al sonido del disparo todos salieron, no exactamente como bólidos, pero con gran entusiasmo de participar en la carrera, llegar a la meta y ganar.
Todos, menos uno, tropezó en el asfalto, dio dos vueltas y empezó a llorar.
Los otros ocho oyeron al niño llorar, disminuyeron la velocidad y voltearon hacia atrás. Todos dieron la vuelta y regresaron ... todos.
Una niña con Síndrome de Down se agachó, le dio un beso en la herida y le dijo "Eso te lo va a curar".
Entonces, los nueve se agarraron de las manos y juntos caminaron hasta la meta.Todos en el estadio se pusieron de pie, las porras y aplausos duraron varios minutos. La gente que estuvo presente aún cuenta la historia. ¿Por qué? Porque dentro de nosotros sabemos una cosa: lo importante en esta vida va más allá de ganar nosotros mismos. Lo importante en esta vida es ayudar a ganar a otros, aún cuando esto signifique tener que disminuir la velocidad o cambiar el rumbo.

jueves, 14 de junio de 2007

El Triple Flitro de Sócrates

En la Antigua Grecia, Sócrates fue famoso por su sabiduría y el gran respeto que profesaba a todos. Un día, un conocido se encontró con el filósofo y le dijo:
¿Sabes lo que escuche acerca de tu amigo? “Espera un minuto-replicó Sócrates-. Antes de decirme nada, quisiera que pasaras una pequeña prueba. La llamo el examen del triple filtro”.
¿El triple filtro? “Correcto- continuo Sócrates- . Antes de que me hables sobre mi amigo, puede ser una Buena idea filtrar tres veces lo que vas a decir. Es por eso que lo llamo el examen del triple filtro...

El primero es la verdad: ¿Estas absolutamente seguro de lo que vas a decirme es cierto?
-No, dijo el hombre, realmente sólo escuche sobre eso y… “Bien, respondió Sócrates- Entonces no sabes si es cierto o no. Ahora permíteme aplicar…

El Segundo filtro, el de la bondad: ¿Es algo bueno lo que vas a decirme de mi amigo?
-No, por el contrario… “entonces deseas decirme algo malo sobre él, pero no estas seguro de que sea cierto. Aún así podría querer escucharlo por que queda un filtro.

El tercer filtro, el de la utilidad: ¿Me serviría de algo saber lo que me vas a decir de mi amigo? -No, la verdad es que no… “Bien, concluyó Sócrates-, si lo que deseas decirme no es cierto, ni bueno, ni útil, ¿Para que quería saberlo?


Al igual que Sócrates, cada vez que oigas comentarios sobre algunos de tus amigos cercanos y queridos aplica éste triple filtro.

sábado, 9 de junio de 2007

LA LLAVE DE LA FELICIDAD

REFLEXIÓN
LA LLAVE DE LA FELICIDAD

Dos hombres, ambos muy enfermos, ocupaban la misma habitación de un hospital.
A uno se le permitía sentarse en su cama cada tarde, durante una hora, para ayudarle a drenar el líquido de sus pulmones.
Su cama daba a la única ventana de la habitación. El otro hombre tenía que estar todo el tiempo boca arriba.
Los dos charlaban durante horas. Hablaban de sus mujeres y sus familias, sus hogares, sus trabajos, dónde habían estado de vacaciones. Y cada tarde, cuando el hombre de la cama junto a la ventana podía sentarse, pasaba el tiempo describiendo a su vecino todas las cosas que podía ver desde la ventana.
El hombre de la otra cama empezó a desear que llegaran esas horas, en que su mundo se ensanchaba y cobraba vida con todas las actividades y colores del mundo exterior.
La ventana daba a un parque con un precioso lago. Patos y cisnes jugaban en el agua, mientras los niños lo hacían con sus cometas. Los jóvenes enamorados paseaban de la mano, entre flores de todos los colores. Grandes árboles adornaban el paisaje, y, a lo lejos, se podía ver la ciudad.
El hombre de la ventana describía todo esto con un detalle exquisito, el del otro lado de la habitación cerraba los ojos e imaginaba la idílica escena.
Pasaron días y semanas. Una mañana, la enfermera de día entro con el agua para bañarles, encontrándose el cuerpo sin vida del hombre de la ventana, que había muerto plácidamente mientras dormía. Se llenó de pesar y llamó a los ayudantes del hospital, para llevarse el cuerpo.

Tan pronto como lo consideró apropiado, el otro hombre pidió ser trasladado a la cama de al lado de la ventana.
La enfermera le cambió encantada y, tras asegurarse de que estaba cómodo, salió de la habitación. Lentamente, y con dificultad, el hombre se irguió sobre el codo, para lanzar su primera mirada al mundo exterior; por fin tendría la alegría de verlo él mismo. Se esforzó para girarse despacio y mirar por la ventana al lado de la cama... y se encontró con una pared blanca.
El hombre preguntó a la enfermera qué podría haber motivado a su compañero muerto para describir cosas tan maravillosas a través de la ventana. La enfermera le dijo que el hombre era ciego y que no habría podido ver ni la pared, y le indico:
"Quizás sólo quería animarlo a usted".

Epílogo:
Es una inmensa felicidad el hacer felices a los demás, sea cual sea la propia situación. El dolor compartido es la mitad de pena, pero la felicidad, cuando se comparte, es doble.
Si quieres sentirte rico, sólo cuenta todas las cosas que tienes y que el dinero no puede comprar. Hoy es un regalo. Por eso se llama presente.

lunes, 4 de junio de 2007

La carrera de sapos

Enviado por Chío

Era una vez una carrera… de sapos.
El objetivo era llegar a lo alto de una gran torre. Había en el lugar una gran multitud. Mucha gente para vibrar y gritar por ellos. Comenzó la competencia.
Pero como la multitud no creía que pudieran alcanzar la cima de aquella torre, lo que más se escuchaba era:
- ¡Que pena! Esos sapos no lo van a conseguir… no lo van a conseguir.
Los sapitos comenzaron a desistir. Pero había uno que persistía y continuaba subiendo en busca de la cima.
La multitud continuaba gritando:- ¡Que pena! Ustedes no lo van a conseguir.
Y los sapitos estaban dándose por vencidos, salvo aquel sapito que seguía y seguía tranquilo, y ahora cada vez más con más fuerza.
Ya llegando el final de la competición todos desistieron, menos ese sapito que curiosamente en contra de todos, seguía. Llegó a la cima con todo su esfuerzo.
Los otros querían saber qué le había pasado. Un sapito le fue a preguntar cómo él había conseguido concluir la prueba.
Y descubrieron que… ¡Era sordo!
¡No permitas que personas con pésimos hábitos de ser negativos derrumben las mejores y más sabias esperanzas de tu corazón!
¡Recuerda siempre el poder que tienen las palabras que escuchas!
Moraleja, sé siempre SORDO cuando alguien te diga que no puedes realizar algún sueño.

Autor: Desconocido

viernes, 1 de junio de 2007

El esfuerzo Extra

envíado por Sandra

El esfuerzo EXTRA es lo que separa:
...al ser superior del mediocre;
...al profesional del aficionado;
...al héroe del general;
...al desprendido del caritativo;
...al ganador del competidor;
...al amigo del conocido;
...al sabio del culto;
...al invencible del perdedor.
En ese EXTRA que se saca de donde nadie sabe, cuando ya las fuerzas no alcanzan, cuando la noche acecha y la soledad quiere invadir el espíritu, es cuando los hombres crecen.
Ahí es donde se prueban las voluntades y donde el hombre se hace más hombre porque reconoce el poder divino de la esperanza y el valor inquebrantable de la fe.
Pero hay también aquellos que en su diario y común vivir hacen de sus horas libres un continuo EXTRA.
EXTRA son los días cuando en un anonimato voluntario comparte su tiempo con unos ancianos o con unos enfermos;
...las horas que un maestro aporta en su tiempo libre para preparar mejor una clase;
...los momentos que un médico batalla en silencio para salvar a un paciente que no conoce.
EXTRA es salirse de la comunicación técnica y preguntarle al compañero por sus hijos y su familia.
EXTRA es el detalle de dar gracias, sonreír y saludar a aquel con el que te cruzas.
EXTRA es decir una palabra agradable, es ceder el paso, es no solo acordarse del cumpleaños de alguien, sino hacerle saber que no lo olvidas.
EXTRA son muchos actos que distinguen al hombre educado del cortés, al generoso del egoísta, al social del huraño.
EXTRA es bendecir al universo con sus bondades, por habernos enviado la lluvia que calma la sed y nutre las plantas, por ser capaces de disfrutar de la belleza del mar y del sol, que son regalos de la naturaleza para nuestros ojos y espíritu.
EXTRA es alabar cada amanecer porque nos brinda un comienzo limpio y nuevo, diferente del de ayer.
EXTRA es terminar cada día dando gracias por el hoy a Dios, que nos permitió unas horas con nuestros compañeros de viaje, y que tal vez estuvo pleno de retos.
EXTRAS que nos sirvieron para saborear en toda su extensión las recompensas implícitas de nuestros actos EXTRAS.