ANECDOTARIO

A PARTE DE BIBLIOTECARIOS... DOCTORES!
Así es, en una ocasión una chica llegó con hipo a entregar libros y comentaba que no podía curarse, entonces la bibliotecaria en turno le dijo: -tienes multa por $1000 pesos- a lo que la chica espantada empezó a reclamar y cuestionar, De pronto la bibliotecaria la interrumpe: -no te creas, ¿ya se te quitó el hipo?- y efectivamente, el hipo desapareció, la chica dio gracias y se fue. A parte de biblotecarios, doctores!

sábado, 9 de junio de 2007

LA LLAVE DE LA FELICIDAD

REFLEXIÓN
LA LLAVE DE LA FELICIDAD

Dos hombres, ambos muy enfermos, ocupaban la misma habitación de un hospital.
A uno se le permitía sentarse en su cama cada tarde, durante una hora, para ayudarle a drenar el líquido de sus pulmones.
Su cama daba a la única ventana de la habitación. El otro hombre tenía que estar todo el tiempo boca arriba.
Los dos charlaban durante horas. Hablaban de sus mujeres y sus familias, sus hogares, sus trabajos, dónde habían estado de vacaciones. Y cada tarde, cuando el hombre de la cama junto a la ventana podía sentarse, pasaba el tiempo describiendo a su vecino todas las cosas que podía ver desde la ventana.
El hombre de la otra cama empezó a desear que llegaran esas horas, en que su mundo se ensanchaba y cobraba vida con todas las actividades y colores del mundo exterior.
La ventana daba a un parque con un precioso lago. Patos y cisnes jugaban en el agua, mientras los niños lo hacían con sus cometas. Los jóvenes enamorados paseaban de la mano, entre flores de todos los colores. Grandes árboles adornaban el paisaje, y, a lo lejos, se podía ver la ciudad.
El hombre de la ventana describía todo esto con un detalle exquisito, el del otro lado de la habitación cerraba los ojos e imaginaba la idílica escena.
Pasaron días y semanas. Una mañana, la enfermera de día entro con el agua para bañarles, encontrándose el cuerpo sin vida del hombre de la ventana, que había muerto plácidamente mientras dormía. Se llenó de pesar y llamó a los ayudantes del hospital, para llevarse el cuerpo.

Tan pronto como lo consideró apropiado, el otro hombre pidió ser trasladado a la cama de al lado de la ventana.
La enfermera le cambió encantada y, tras asegurarse de que estaba cómodo, salió de la habitación. Lentamente, y con dificultad, el hombre se irguió sobre el codo, para lanzar su primera mirada al mundo exterior; por fin tendría la alegría de verlo él mismo. Se esforzó para girarse despacio y mirar por la ventana al lado de la cama... y se encontró con una pared blanca.
El hombre preguntó a la enfermera qué podría haber motivado a su compañero muerto para describir cosas tan maravillosas a través de la ventana. La enfermera le dijo que el hombre era ciego y que no habría podido ver ni la pared, y le indico:
"Quizás sólo quería animarlo a usted".

Epílogo:
Es una inmensa felicidad el hacer felices a los demás, sea cual sea la propia situación. El dolor compartido es la mitad de pena, pero la felicidad, cuando se comparte, es doble.
Si quieres sentirte rico, sólo cuenta todas las cosas que tienes y que el dinero no puede comprar. Hoy es un regalo. Por eso se llama presente.

7 comentarios:

Unknown dijo...

Hola, Felicidades Don Javier me gusto mucho su reflexión, y claro que la felicidad es para compartirla, podamos hacer felices a los demás a quien realmente lo necesita.
Yo por eso algo feliz a quien lo necesita.
P.D. La suprema felicidad de la vida es saber que eres amado por ti mismo o, más exactamente, a pesar de ti mismo.

rocio o chio dijo...

Lo esencial es invisible a los ojos,sólo se ve bién con el corazón(es descubrir lo esencial que siempre está más allá de lo que se ve). Por eso, para ver bién, el corazón debe estar limpio o en otras palabras: Sé tu mismo, y el mundo será rico y bello. Si no eres tú mismo, si eres mentiroso o cobarde, el mundo será pobre y te parecerá necesitado de mejora.

rocio o chio dijo...

Hola soy yo de nuevo. Don javis me gustó mucho su reflexión

Isidro dijo...

...y sin embargo como 'buenos seres humanos' nos gusta más compartir los problemas, los sufrimientos, los dolores, cuando la felicidad por lo maravilloso de lo cotidiano también se puede compartir, y la sonrisa (muchas veces desapercibida) del que tengo a un lado también podría ser mi alegría. Gracias, Javier.

Biblioteca Central dijo...

...en ocasiones, como dice el Lic. Isidro, sólo comentamos aquello desagradable que nos ha ocurrido, pero los invito a que un día compartamos con alguien, esa riqueza de la que habla el texto y veamos que cambio hay en esa persona... yo lo he hecho y realmente resulta y más con alguien que pasa por un mal momento, de hecho creo que todos hemos compartido algo bello con alguien, pero no nos damos cuenta de la riqueza que estamos compartiendo y el efecto que está generadndo en la persona con quien compartimos...

Unknown dijo...

Hola, yo me hago una pregunta, porque Claudia no a dado su punto de vista, si a ella le gusta mucho opinar, ¿que le pasa? ¿acaso estará deprimida o triste? ¿o ella aún no a encontrado la LLAVE DE LA FELICIDAD? ¿que te pasa Claudia te podemos ayudar?, cuenta con nosotras y con el Lic., que somos tus amiguetas y amiguete,te apoyamos así como dice esta hermosa reflexión,

rosy dijo...

La llave de la Felicidad es compartir es el valor que le damos ala vida,y al trabajo.
Creo que esa llave està dentro de nosotros,por eso nos cuesta tanto en contrarla.